El sistema hormonal que regula el apetito y la ingesta es complicado. Para explicarlo brevemente, podemos decir que existen unas señales neuropeptídicas, que nos animan a comer, y otras que inhiben y nos dan la señal de parar.
El sistema de la regulación de la ingesta puede verse afectado por desequilibrios hormonales o a causa de enfermedades, como un cáncer o problemas con la tiroides.
7 consejos para comer lo justo
Pero la cantidad de alimentos que ingerimos no solo se ve afectada por las hormonas.
Existen otros factores que condicionan que no comamos la cantidad justa y, normalmente, nos excedemos. Pueden ser hábitos inadecuados o temas emocionales.
1. Escucha a tu cuerpo
Nos alimentamos para que nuestro organismo obtenga la energía necesaria. Pero en ocasiones ocurre que el hecho de comer lo usamos para "saciar" otras carencias que tienen que ver más con las emociones que con una necesidad fisiológica.
No comas si no tienes hambre y para de hacerlo cuando estés saciado. Si no eres capaz, busca ayuda.
2. Come solo en el momento que tengas hambre
Evita comer por costumbre, porque es la hora o por convención social. Aunque esto dificulta la logística familiar o las pausas en el trabajo.
3. Come sin distracciones
Es importante comer sin mirar la televisión, el ordenador o el móvil. De esa manera puedes estar atento a cuándo te sientes saciado y parar en ese momento. De lo contrario, estas señales pasan desapercibidas o llegan más tarde.
4. Come despacio
Las señales de saciedad tardan 15-20 minutos en producirse. Si comemos deprisa es muy fácil que terminemos por ingerir más alimentos de lo necesario. Cuando comemos rápido, luego nos sentimos demasiado llenos.
5. Vigila tu ansiedad
Si sufres de ansiedad o falta de control con la comida, acude a un psicólogo. Seguramente estás comiendo en exceso para contrarrestarla.
6. Come comida saludable
En CuerpoMente encontrarás gran cantidad de artículos dedicados a una alimentación saludable y muchas recetas. Pero si no estás seguro de hacerlo bien, acude a un experto.
7. Evita el sedentarismo
Es importante el ejercicio aeróbico (resistencia) y también el anaeróbico (fuerza). Juntos se consiguen mayores beneficios. Hacer ejercicio también es beneficioso a nivel mental. Nos ayuda a controlar el estrés y la ansiedad. De esta manera mejoramos nuestra relación con la comida.
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