Los regímenes restrictivos suelen eliminarlas. Cómo acompañarlas para consumirlas en versión saludable.
Pese a que el frío castiga, a esta altura del año muchos empiezan a sacar cuentas para ver si llegan a bajar antes del verano esos kilos de más que los abrigos bien saben ocultar o, al menos, disimular. Y en esa carrera suelen toparse con dietas restrictivas que entusiasman con promesas de descensos rápidos, a costa de eliminar grupos enteros de alimentos.
Para los que necesitan adelgazar la estrategia más utilizada es la disminución en forma drástica del aporte de carbohidratos y energía”, explica la médica especialista en nutrición Virginia Busnelli, quien advierte de los riesgos de esta estrategia: “Claro que se desciende mucho de peso, a expensas de agua, glucógeno y músculo, cuando lo que se debería es priorizar la pérdida de grasa. Además, ésta conducta es absolutamente insostenible a largo plazo y entonces la mayoría de las personas que dejan los hidratos, tarde o temprano vuelve a consumirlos recuperando el peso perdido y la mayoría de las veces superándolo”.
La especialista, directora del Centro de endocrinología y nutrición CRENYF, sostiene que los carbohidratos son los nutrientes que el organismo requiere en mayor cantidad porque nos aportan casi la mitad de la energía para el cumplimiento de las tareas diarias y el trabajo físico, además de tener otras funciones vitales para las personas. “Pero es importante recordar que la cantidad que se debe ingerir tiene que ser acorde a las actividades de cada uno: no es la misma energía que requiere un niño de 10 años que un deportista de alto rendimiento o una persona que pasa su día estando 8 horas en la oficina, media hora en el auto y 2 horas en el sillón”.
Entre los hidratos de carbono que suelen prohibirse en los planes restrictivos de descenso de peso se encuentran las pastas. La médica afirma que es un error. “Es clave saber que lo que engordan no son las pastas en sí, sino cómo se las consume. Por ejemplo: se puede hacer un riquísimo y saludable plato de pastas integrales, combinado con tomates, alcaparras, cebolla y queso descremado, aumentando la cantidad de fibra y de esa manera la absorción se hace más lenta y se le da energía paulatinamente al cuerpo”.
Cómo incluir pastas en planes para bajar de peso
✔️Moderar el tamaño de la porción y siempre que se pueda, agregar verduras.
✔️Recordar que el “plato ideal” se compone de ¼ de carbohidratos (pueden ser pastas, arroz, legumbres), ¼ de proteínas (carnes, huevo) y ½ plato de fibras (verduras).
✔️Elegir pastas integrales, porque aportan más fibra, más dureza y se digieren en forma más lenta.
✔️Cocinarlas "al dente". Se las debe retirar del agua antes de que se cumpla su tiempo de cocción. La dureza no sólo exige más tiempo de masticación, sino que se digiere en forma más lenta. ¿Beneficios? Implica un menor índice glucémico, más saciedad y energía por más tiempo.
✔️Controlar la cantidad de queso rallado. Los quesos duros tienen alto tenor graso, por lo que se debe reducir la cantidad agregada.
✔️Ojo con las salsas. Para evitar que sean muy calóricas, lo ideal es hacerla en casa, con ingredientes simples como tomate natural, cebolla y morrón.
✔️Reemplazo saludable. Si te gusta acompañarlos con crema, lo ideal es reemplazarla por queso untable descremado, lo que disminuye la cantidad de grasa aportada.
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