Una piel luminosa, firme y sin una sola arruga. Estos tips de belleza por los que todas suspiramos están al alcance de tu plato porque son, en realidad, síntomas de que nuestra dieta está aportando a la piel todo lo que necesita.
A grandes rasgos, la alimentación para conseguir una piel perfecta debe incluir las dosis adecuadas de una amplia selección de frutas y verduras, pescado azul y legumbres, y ser baja en azúcares libres, grasas trans y alimentos procesados.
“Lo más importante es llevar una dieta equilibrada y variada. También es básico recordar que la buena hidratación juega un papel relevante”, explica la Dra. Marta Villarino Sanz, Dietista-Nutricionista y miembro del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid (CODINMA). Con ayuda de esta experta repasamos los alimentos (o familias de alimentos) que, combinados con una ingesta adecuada de agua y un descanso reparador, van a hacer que luzcas una piel envidiable.
Aceite de oliva virgen para una piel flexible
El aceite de oliva virgene extra es una bendición de la cocina mediterránea especialmente recomendable para conservar la flexibilidad de la piel porque sus ácidos grasos forman parte de la membrana de las células y, además, posee vitamina E, un potente antioxidante y antiinflamatorio que mejora la cicatrización. Pero cuidado con pasarnos con la dosis.
“De nada sirve “bañar” una ensalada en aceite de oliva virgen extra (AOVE) y pensar que como es una grasa adecuada me estoy cuidando, tenemos que moderar las raciones a la cantidad recomendada. Un consumo excesivo de grasa puede ocasionar alteraciones en la capa más superficial de la piel y que aquellas personas que sufren una mayor sensibilidad cutánea vean afectada su calidad epitelial”, advierte la experta.
Pescado azul para hacerla más fuerte
Una piel sin suficientes omega-3 está apagada, seca y es más vulnerable a las agresiones exteriores. Por eso cuando hablamos de grasas buenas para nuestra piel no podemos olvidar mencionar las que aporta el pescado azul, que nos facilita estos ácidos grasos omega-3 de cadena larga (DHA y EPA), responsables del buen estado de las membranas celulares e indispensables para una buena resolución de la inflamación.
Yogur para una piel luminosa
“Los probióticos, en especial los yogures, ayudan a la salud de la piel gracias a su aporte de vitaminas, especialmente las del grupo B que ayudan a la regeneración de los tejidos, así como de proteínas, que tienen el mismo cometido. Durante el verano esta necesidad se ve incrementada debido al aumento de las exposiciones solares”, asegura la Dra. Villarino.
Y un último apunte para que te sumes definitivamente al amor por los probióticos: estos alimentos contienen de forma natural bacterias beneficiosas que ayudan a que prospere la flora intestinal más beneficiosa para nuestro organismo porque facilita la absorción de los nutrientes. Conclusión: una flora microbiota intestinal variada y sana te ayudará a absorber todos los micronutrientes que necesitas y te hará estar con el guapo subido.
Zanahorias para protegerla del sol
Las frutas y verduras más ricas en pigmentos protegen a la piel del sol. Sus colores saturados esconden unos antioxidantes naturales llamados carotenoides que, además de proteger la piel de las radiaciones ultravioleta, alteran sutilmente su coloración haciéndola que parezca más anaranjada. El betacaroteno, el licopeno y la luteína pertenecen a esta familia, viajan hasta nuestra piel y son capaces absorber los rayos UVA y UVB del sol al tiempo que reducen el enrojecimiento de la piel provocado por la exposición solar, aunque “esto no quiere decir que por tomar estos alimentos estemos protegidos de la radiación solar, tenemos que utilizar las medidas habituales de fotoprotección”, advierte la experta.
Entre los alimentos más interesantes a incluir en tu dieta veraniega se encuentran las zanahorias (prueba a consumirlas como un snack); el tomate, la sandía, la papaya, el albaricoque o el pomelo rosado (todos ellos ricos en licopeno) y los pimientos.
Cereales integrales para una piel más firme
Además de los carotenoides existe otro antioxidante que ayuda a proteger la piel de las agresiones externas: el zinc. Este mineral es fundamental: no solo echa una mano en las labores de protección y cicatrización cutánea, sino que una deficiencia de zinc, por pequeña que sea, se traduce en una alteración en la producción de colágeno. El zinc es muy abundante en las ostras (52 mg por cada 100 g), pero si no te las puedes permitir, búscalo en alimentos como la carne, los cereales integrales y el germen de trigo.
Naranjas antiarrugas
Un estudio publicado en American Journal of Nutrition nos dio una pista sobre lo que no hay que comer si queremos prevenir arrugarnos antes de tiempo: grasas (de las malas) e hidratos de carbono procesados (como pan blanco, galletas, comidas procesadas, etc.). Por el contrario, el mismo estudio comprobó que las personas que seguían una dieta rica en vitamina C reducían el envejecimiento de su piel porque este micronutriente es un cofactor imprescindible para la producción de colágeno y, de paso, para mantener ese colágeno y la elastina fuertes y flexibles. Frutas como el kiwi, el pomelo, las fresas, las naranjas, la granada, las grosellas, la guayaba o la papaya te ayudarán a lograr este objetivo.
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